lunes, 4 de julio de 2011

Formación y divagaciones

Hay que formarse.

Y no existen atajos.

Un "revolucionario" necesita formación. ¿Formación en cortar cabezas? ¡Nah! Eso es secundario. O no, pero es útil al final. El principio pasa por un gran conjunto de revolucionarios bien formados (¿Toda la población? ¿La mitad?). Una masa que no es tal sino un conjunto de individualidades.

Esta formación ha de ir encaminada a, entre otras cosas, crear una conciencia política. No es necesaria una "profunda" comprensión del superficial juego político (alianzas, pactos, nuevos ministros,...) sino de la política real, la política subyacente común a todos aquellos que han llegado al poder en las últimas décadas. Por supuesto, esta argumentación no trata de negar los efectos superficiales (relevo de ministros, sustitución del presidente del PSOE, regulación de velocidad en carreteras, la campaña electoral y sus mentiras,...) sino de determinar su importancia. Esto es, importancia nula o prácticamente nula.

Una primera razón podría ser la cantidad. Hay todo un ejército de políticos que trabaja a tiempo completo para producir estos detalles superficiales y cobra por ello. Una sola persona, aún con ayuda, difícilmente absorbería todos estos detalles: tendrá que dedicarse a ello a tiempo completo. Esto es, quedará totalmente inmovilizada y anulada. Se convertirá en un simple espectador que absorbe información inútil de una fuente que la produce aún más rápidamente. Y yo no quiero ser un espectador.

Por ello debemos centrarnos en lo subyacente, en aquello común. Para ello podríamos partir de un análisis superficial como el que hemos rechazado. Pero la extracción de patrones sería poco fiable y tediosa. La mayoría de los movimientos superficiales son irrelevantes. Por mucho que cambie el presidente del PSOE no va ha cambiado la estructura misma del partido, su forma de funcionar. Sigue estando financiado por los grandes bancos. Por tanto, en lo que a políticas tocantes a los bancos se refiere, poco importará la opinión del siguiente presidente. Dada la existente (e inevitable si quieren mantener su posición) dependencia de los bancos, dichas políticas no podrán ser modificadas en contra de la voluntad de los bancos.

Pero no caigamos en la simplificación. No hay un "teléfono rojo" entre el PP y los bancos. Simplemente los bancos no financian (han financiado o financiarán) a alguien que pueda y quiera hacerles daño. Preferirán financiar a aquel que más les convenga. Esto no quiere decir tampoco que haya antes de la financiación unas condiciones. El banco se puede limitar a financiar a aquél con las ideas pre-existentes más convenientes. Si uno va a hacer "política económica neoliberal orientada a los mercados" y otro "política económica progresiva orientada a las personas", y ambos son sinceros, ya sabemos a quién financiará el banco.

Con esto no quiero negar la existencia de vínculos más profundos entre partidos y bancos. Sólo quiero señalar que no es necesario centrarse en ellos. Son difíciles de encontrar y demostrar, así que, dado que no son necesarios para esta argumentación, mejor me dedico a otra cosa.


¿Entonces a qué me refiero con "conciencia política"? A, en primer lugar, conocer la política actual (aquello común a los diferentes partidos). Hemos dicho que un análisis sería lento y tedioso. ¿Entonces cómo conocerla? Trabajando en red. En solitario se hace difícil, pero siempre podemos recurrir a los análisis de otras personas y hacer nuestras pequeñas aportaciones a la red (o no). Podríamos distinguir entre trabajos formales y trabajos informales.

Con trabajos formales me refiero a artículos o libros escritos por expertos casi a tiempo completo. Por ejemplo, los libros/artículos de Noam Chomsky. Estas fuentes suelen ser más fiables y estar mejor documentadas. En contra podemos decir que no suelen estar adaptados a nuestra realidad local y que parten en algunas ocasiones de indeseables estructuras jerárquicas: la comunicación suele ir en un sólo sentido. Esto nos convierte en espectadores.

Los trabajos informales serían opuestos. Serían aquellos realizados por iguales y distribuidos en red. La principal desventaja es el número. Muchos tratan sobre los mismos temas y muchos son de una calidad pésima. Por este camino, podemos acabar en manos de magufos homeopáticos y conspiracionistas.
Las relaciones informales también pueden servirnos para descubrir trabajos formales de nuestro agrado mediante recomendaciones.

Considero que ambas vías son imprescindibles y deben ser fomentadas. Por un lado, es positivo haber leído a Naomi Klein para poder razonar (con datos en la mano) porqué no me gusta comprar en Inditex. Por otro lado, dada la estructura jerárquica de la relación, basta con acabar con Naomi Klein para interrumpir la comunicación. Utilizar este tipo de relaciones jerárquicas me convierte en dependiente. Dependo del autor mientras me limite a absorber información. Todo movimiento basado en esto puede ser desarticulado eliminando al cabecilla.
Además, en el caso de los trabajos formales, hemos de evitar caer en la pasividad o escoger mal nuestras fuentes.
Otra ventaja sería que podemos utilizar trabajos de hace unas pocas décadas: la política subyacente no varía. Sólo varían sus manifestaciones. Por supuesto que hay una evolución, pero la mayoría de principios en los que se basaba la política durante la década de los 90 son aplicables hoy en día. Esto significa que una poca formación dura proveniente de fuentes formales puede servirnos durante años o décadas con pocas actualizaciones: el principio es duro, pero luego se convierte en algo interesante y ligero.

Por eso considero imprescindible el fomento de redes informales. En estas redes la eliminación o neutralización es mucho más difícil. Por supuesto, nos enfrentamos a muchos problemas, pero hemos resuelto el principal y hemos logrado crear estructuras válidas y útiles no jerárquicas.

Como ventajas tenemos la relación con nuestros iguales. Pueden aportarnos muchísimo en muchos ámbitos. Con este tipo de relaciones, no será necesario que esté al tanto de todas las actualizaciones de todos lo campos que me interesan. Si un determinado campo no me interesa puedo obtener la información sobre ese campo a través de mis iguales sin necesidad de sumergirme en él y tragar con cada pequeña actualización.

Como inconvenientes, nos enfrentaremos a problemas de convivencia, aquellos relacionados con las relaciones humanas. Dado que todos vivimos en este planeta y tarde o temprano nos relacionamos con otros, considero positivo enfrentarnos a este tipo de problemas. Nos enseña a tratar con nuestros iguales.
Otro problema grave al que nos enfrentamos es la neutralización. La absorción del movimiento por parte del estado. Esta absorción implica de forma invariable una pérdida de los objetivos iniciales y de radicalidad. Implica transformarse en reformista. O también puede implicar una criminalización. Para evitarlo nos enfrentaremos a todo tipo de ataques provenientes de los medios de comunicación. En el primer caso (absorción) debemos mantenernos fuertes en nuestra posición radical. En la mayoría de casos no vamos a negociar, sino a exigir. En el segundo caso, debemos omitir a los medios de comunicación y utilizar otras vías para llegar a nuestros iguales. Tal vez por ello debamos renunciar a ciertas tácticas extremas (hasta tener un mayor apoyo social), pero no a todas sino a aquellas que no serán útiles sin apoyo social o que lo mermarán de forma invariable. No hemos de caer en la tentación de querer contentar a todo el mundo: siempre habrá quien no congenie con nosotros. Es inevitable y positivo. Tampoco hemos de caer en la superioridad, en la creencia de que tenemos la razón absoluta. No la tenemos. Y cuando alguien la tenga, la tendrá sólo por un período muy limitado de tiempo: la realidad es cambiante. Por ello hemos de tratar también como iguales a aquellos que están fuera del movimiento e incluso a aquellos que nos atacan. Y intentar aprender de ellos todo lo que podamos. Hemos de aceptar que estamos en continua formación, en continuo crecimiento, y que por tanto nuestros conocimientos son incompletos. Tampoco hemos de desesperarnos. Hemos de escuchar sus argumentos y razones aunque sean las del poder. Hemos de escuchar en pie de igualdad y responder con calma y mesura. Mostrarles que están equivocados (a nuestro parecer) pero que no por ello son inferiores. Considero esencial la auto-formación y la auto-gestión: para fomentarla hemos de hacer ver al resto cuánto valen, no cuánto valemos nosotros desde nuestra montaña de artículos y libros.



Y he comenzado por formación y he acabado por fuentes de información y relaciones. Volvamos a la formación.

Una crítica completa, una visión del mundo coherente, necesita de conocimientos sobre muchas áreas. Si no sabemos nada de economía, no podremos hacer más que creer los datos que citan los bancos para justificar su rescate. Si no sabemos nada de política, creeremos que lo importante es el relevo de presidente en el PPSOE. Si no sabemos nada sobre las condiciones de trabajo en el tercer mundo, seremos vencidos por cualquier departamento de márketing. Si no conocemos la historia y la filosofía de los movimientos anarquistas y comunistas, no podremos responder a aquello de "ya se ha probado y no funciona" o a aquello de "anarquía es violencia y desorden".

Lo que propongo es que un conocimiento superficial de estos temas es imprescindible. Cada uno, dependiendo de sus prioridades y entorno, profundizará más en uno u otro. Pero como mínimo unos pocos conocimientos son imprescindibles.

¿Cómo adquirirlos? ¡No pienso hacer la carrera de economía! Además, que me tiraría la vida haciendo carreras totalmente anulado para aprender todo lo que quiero.
Como fuentes formales podemos utilizar el trabajo de economistas críticos. Existen y algunos se preocupan de escribir textos comprensibles por los "no expertos". Que esto no te confunda: se trata de textos coherentes y complejos. Lo que ha sido eliminado de esos textos es el lenguaje excluyente. El lenguaje que sólo permitiría el acceso al conocimiento de los "grandes economistas".
Como fuentes informales podemos utilizar cualquiera que tengamos a nuestro alcance. ATTAC, Taifa, o el grupo de amigos. Cualquier amigo puede informar de un descubrimiento interesante (un artículo, un autor, un libro, una web) y por supuesto seremos más receptivos a una recomendación que a un artículo anónimo y denso publicado por ahí.

Creo que es imprescindible difundir esta información, esta actitud de auto-formación. Una sociedad interesada en auto-formarse gastará mucho tiempo en ello (¿Menos del que gasta en ver la tele?), pero no podrá ser engañada y manipulada fácilmente. Un movimiento formado por personas formadas no podrá ser atacado desde la razón dado que la réplica sería coherente y avasallante.


Y no sé porqué me quedo con la impresión de que el artículo es incompleto. Desordenado lo es, pero no sé porqué creo que falta algo. Lo publico tal cual y ya lo releeré si tengo ganas.

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