sábado, 30 de julio de 2011

Dos instituciones en una

O una institución que persigue dos objetivos.

Al analizar el papel de las fuerzas del estado encontramos invariablemente una aparente contradicción. Por un lado sabemos que reprimen de forma brutal golpeando en manifestaciones y dando palizas en comisaría. Pero por otro lado ellos dicen defender la ley y combatir el crimen. Y nadie razonable (aún menos si vive en La Mina) puede negar esa necesidad: alguien debe combatir el crimen (hoy y ahora).


Estas dos funciones deben ser presentadas por separado. Reprimir rebeliones (incluyendo las pacíficas) por la fuerza es algo indudablemente negativo que causa rechazo en todos menos en aquellos que ostentan el poder o aspiran a él en su forma actual[1].

Por otro lado, la función de "combatir el crimen" no es mala ni negativa en sí misma. Puede ser defendida desde una postura bondadosa y positiva que ganará apoyos(aunque sea de forma demagógica) dada la natural oposición de la sociedad al crimen. Por supuesto, a este respecto caben otras críticas muy fundamentadas que deberían ser objeto de otro texto.


Y llegados aquí habría que hacer varios comentarios. El primero es que, aunque hay que combatir el crimen, eso no implica que los métodos y instituciones utilizados sean adecuados ni los únicos que pueden encargarse de la tarea. De hecho, la represión como único mecanismo hará que el problema sea mayor y más profundo.

El segundo comentario es que ambos razonamientos (los iniciales) no son contradictorios sino que son presentados así por las instituciones interesadas. Estos dos objetivos (combatir el crimen y reprimir las rebeliones) deberían ser llevados a cabo por diferentes instituciones. Al ser la misma quién se encarga de ambos, surge una aparente contradicción que, mediante falacias y demagogia, puede fácilmente inmovilizar o neutralizar a aquellos que se manifiestan abiertamente en contra de la función represiva.


Hemos de ser conscientes de que existen ambas funciones de cara a poder criticarlas con fundamento y defender de los ataques falaces y demagógicos que recibamos por criticar a la policía.



[1]Esto es, además, un mecanismo de inmovilización y control. Si mantenemos la esperanza de llegar "arriba" no lucharemos contra "los de arriba" de forma realmente efectiva: nuestra oposición será como mucho nominal.

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