La filosofia está en permanente cambio, siempre sin "anular" lo anterior, sino absorbiéndolo.
Es una situación a la que me he enfrentado algunas veces. Una nueva forma de pensamiento[1] se alza como absoluta y parece tener la respuesta a todo. Y parece anular, contradecir, ensombrecer aquello anterior. Relegarlo a un segundo plano. Pero en realidad queda absorbido, formando parte de la nueva forma de pensamiento, no eliminado.
Y aquí entra en juego algo subjetivo y personal relativo a la percepción. Percibo aquello nuevo e impactante como absoluto, dándole temporalmente más importancia que la que tiene. De hecho, según Hegel, aquello "incorrecto" que queda eliminado es, principalmente, la unilateralidad y la intención de estar por encima de toda otra forma de pensamiento. Se trata de "bajar de las nubes" a aquello nuevo que surge.
Pero lo que explica Hegel es más complejo.
[1] En mi caso nuevos razonamientos, hechos o propuestas. No nuevas filosofías, que a tanto no llego.
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